sábado, 19 de octubre de 2013

''El hombre que se rehusó a la muerta''

Resky convalecía perecientemente en una cama. Una semana atrás, había sido despachado por los médicos para morir en casa. Sus familiares e inclusivamente él, estaban muy consciente de lo que podría esperarse como situación culminante.
 A pesar de su enfermedad de cáncer, y su edad avanzada (en los 70s ya), poseía una valentía tremenda. Su actitud recia y tosca la reforzaban aun más. Muchas veces, la utilizaba para obviar su miedo a la muerta y rehusarse al hecho que tendría que partir pronto.
-Se el montón de cosas que le ha dicho los doctores sobre mi condición- decía a unos de sus hijos mayores con voz fallecida –no le crean, tengan por seguro que me queda mucho de por vida.
-No papa, los doctores no han dicho nada, de hecho, dicen que te mejoraras pronto… y claro viejito, vivieras por mucho- le responde su hijo tratando de ocultar su desconsuelo.
-No los abandonaré, la muerta jamás pondrá vencerme.
Aun en las condiciones precarias de salud, Resky no aceptaba el hecho de que pronto fallecería. Su apego a la familia, los amigos, su casa y su barrio le impedían resignarse y desistir de sus anhelos de seguir viviendo. Contaba con una casa hermosa por herencia familiar, y un negocio de ganadería que hasta el momento le había sido muy rentable. Había sido conocido como un gran líder en su comunidad y respetado por todos los que le conocen. Además, como dejar la maravillosa finca que tenía en la sierra,  de tierra fértil y vista impresionante. Asimismo, era el tronco de la familia. El hecho de no estar presente, quizás, significaría un posible deterioro material, físico y mental para su linaje.
Como cabeza familiar, Resky tenía pendientes algunas deudas, y otros que tantos problemas familiares por resolver. Dos de sus hijos menores, habían tenido grandes broncas por los activos que estaban generando sus propiedades. Aparte de eso, otro de ellos, se había envuelto en conflictos judiciales por acoso sexual a una menor. De modo que su presencia era inherente para manejar y contribuir a solucionar parte de estos conflictos.
De momento, no podía hacer nada, pero su esperanza de mejoras iba encaminada a que muy pronto podría tomar el mando de su vida normal. Por el contrario, sus condiciones reales eran totalmente paradójicas. Su cáncer en el estomago ya estaba muy concentrado. Permanecía vivo, gracias a su fuerza de voluntad y un respirador artificial puesto en su nariz.
A semana y media de haber sido traído, comenzó a dar los últimos presagios de partida. No habría sus ojos, no hablaba y se quejaba con debilidad.
Una de esas mañanas culminantes, muy de repente, su cuarto cambio de tonalidad, de luz clara natural a gris luminoso. Seguido, su habitación fue invadida por un frio de temperatura agradable y ambiente sereno.
Como si produjera de su ventana, se alcanzaba a ver una figura humana. Era difícil distinguir su sexo. La figura tenía un cuerpo esbelto y estatura alta. Vestía un manto negro y a su mano derecha asía  un bastón con hacha curva al final del mismo. De su cara, a penas, se podía ver sus brillantes ojos de color azul-blancazo profundo.
Improvisadamente, Resky, sintió un alivio renovador que le permitió abrir sus ojos y girar su vista con facilidad hacia el sujeto, el cual, muy sigilosa y calmadamente se acerco a su cama. Con voz angelical, le preguntó:
-Entonces Resky, ¿estás preparado para tu nueva vida?-
Resky tomo un impulso para tomar aire, y contestar a la pregunta.
 –Nueva vida… no quiero ninguna nueva vida, ya tengo mi vida, y si viniste a buscarme, tendrás que irte sin mí. Aun me queda mucho por hacer.
-Acaso no ves tú condición. Tu cuerpo esta desgastado. Necesitas renovarte. En este mundo jamás podrás lograrlo como lo harías en el mundo al que quiero llevarte. El mundo de los muertos, donde habitan todos los que estuvieron convalecientes como tú, y buscaron en la muerta un descanso profundo y en paz.
-No quiero la muerte, al contrario, quiero más vida.      
Insistiendo el sujeto le dijo -Resky, es precisamente por lo que vengo, quiero sacarte de la muerte para darte vida.
-No puedo abandonar a mis hijos, y dar por terminado los asuntos que tengo pendiente. Lo único que quiero es que me pare de esta cama.
La figura dio la espalda. La habitación volvió a su normalidad. Como por milagro, Resky se paró de la cama tambaleantemente.

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